Guión: Orson Scott Card
Dibujo: Andy Kubert
Color: Danny Miki
Título original: Ultimate Iron Man ( 1 a 5 USA )
Se nota que el encargado de guionizar estos dos números del lanzamiento oficial de la versión ultimate de uno de los personajes más importantes de Marvel, es escritor de ciencia ficción. Aunque personalmente recalcaría más la faceta de escritor de libros, que la de escritor de ciencia ficción. ¿Porqué digo esto?, pues porque generalmente los escritores disponen de un número más o menos elevado de páginas para plantear la historia y poder situar a los personajes dentro de la trama. Cuantas veces no os ha pasado que empiezas a leer un libro y no disfrutas de él hasta que llegas a las páginas que te enganchan, y que provocan que ya no puedas parar de leerlo hasta que lo terminas. Cuantas veces no has dejado de lado ese mismo libro, pensando si vas a continuar leyéndolo o no, simplemente porque no le encuentras nada interesante, porque las primeras páginas, las de "paja" no enganchan.
Pues bueno, todo este rollazo es para intentar explicar que aunque no dudo en ningún momento de que el señor Orson Scott Card es un gran escritor ( El juego de Ender al parecer da muestras de su calidad ), es un insuficiente guionista de cómics. Mi humide opinión es que si guionizas un cómic de Iron Man, no tengan que pasar más del 80 % de las páginas para poder disfrutar del protagonista. Si alguno de vosotros, como yo, compró o compra estos dos cómics con la intención de ver al ultimate Iron Man en acción, que vaya haciéndose a la idea de que no aparece hasta las tres o cuatro últimas páginas del segundo número. Por lo tanto, con un bagaje tan escaso de apariciones del teórico protagonista, o bien yo soy tonto y no entiendo nada, o bien el señor Orson hubiese necesitado quince números en lugar de dos para poder titular los cómics como Ultimate Iron Man. Estos que tengo en la mano, tranquilamente podrían llamarse Ultimates niños super-listos que van a la escuela y hacen cosas tremendamente incoherentes para su edad.


Creo que la ciencia ficción que gusta a la gente es la que aún sabiendo que todo es ficción, dispone de detalles suficientemente reales o coherentes, que faciliten la integración del lector con la historia. Imaginad por un momento que el mundo de Matrix tuviera el cielo de color rojo y los árboles azules, ¿os hubieses metido de igual manera en la historia?, creo que no. Algo parecido es lo que pasa en estos dos cómics, el autor confunde en algunas ocasiones el término ciencia ficción con "todo vale", y el resultado es demasiado irreal incluso para una temática tan fantástica como la que tratamos.
Todas las colecciones Ultimate tenían hasta la fecha un denominador común, eran espectaculares. Estaban repletas de planos de gigantescas naves, universos extraños, situaciones al límite y un largo etcétera que lograba transmitir la sensación de que algo grande y especial iba a pasar en cada página, pero sin dejar de lado cierta dosis de situaciones racionales y terrenales que servían al lector para anclarse a una realidad inquietante, misteriosa y peligrosa. Nada de eso pasa en Ultimate Iron Man, en donde las situaciones cuotidianas se alternan con conflictos escolares llevados a cotas extremadamente exageradas a mi entender, que provocan que paulatinamente te alejes de los personajes que pululan por sus páginas, ante la imposibilidad de simpatizar con ninguno de ellos.
El dibjo de Andy Kubert está bien pero sin ningún punto destacable, excepto la sensación de que pierde un poco de fuelle en el segundo número, quizá desmotivado por la falta de interés de la historia. Si lo comparo con el trabajo que hizo en 1602, parecen dos personas distintas.
Este mismo mes sale a la venta el segundo volúmen, con el cambio de Kubert por Pascual Ferry. Desgraciadamente mi deformación profesional hará que me lo compre, pues tengo curiosidad por ver que tal se desenvuelve Ferry con Iron Man, y además estoy intentado convencerme de que ya ha pasado lo peor, y de que a partir de ahora el señor Scott Card va a imprimir algo más de velocidad e interés a la historia. Crucemos los dedos.