jueves, 24 de noviembre de 2011

Spiderman: Toxin. Más vale malo conocido...







Guión: Peter Milligan
Dibujo: Darick Robertson
Tinta: Rodney Ramos
Título original: Toxin: The Devil you Know( 1 a 6 USA )






Si hubiera alguien preguntándose quién demonios es Toxin, además de pasar a formar parte de un nutrido grupo de lectores de cómics que viven muy felices sin conocerlo, también estaría resumiendo en tres palabras la reseña que sigue. Porqué si a alguien le interesa, es de recibo hacer notar que Toxin es el hijo de Matanza que a su vez es descendiente de Veneno. De manera que con el recién llegado, el universo Marvel pasa a tener cuatro tipos con poderes muy parecidos, de los cuales dos son bajo mi punto de vista, completamente prescindibles. Es más, sobran.

Toxin relata la historia de un policia que es seleccionado por Matanza, como receptáculo para el huevo que lleva la semilla de su hijo. Una vez Pat descubra qué es lo que le está pasando, decidirá abandonar a su familia con el fin de protegerla de sí mismo, y entrar en una espiral de lógica tristeza, y en una incesante búsqueda del lugar que debe ocupar ahora en la sociedad. El malo que pondrá a prueba a Toxin, y que servirá para que veamos de qué es capaz el nuevo anti-héroe que asalta las calles, es Puños de Navaja y acaba resultando igual de cutre y soso que el alias que utiliza. Así pues, el maloso irá apretando poco a poco a Toxin, y éste irá descubriendo qué debe hacer con su nueva vida y cómo enfoca su relación con la esposa e hijo que ha abandonado. Además asistiremos a la típica lucha interna simbionte-humano, que deparará en una desgracia para el protagonista y que servirá como trampolín hacia el definitivo status quo de Toxin.

Supongo que os habrá quedado claro que el personaje no aporta absolutamente nada, ni al requetesobado arquetipo del simbionte, ni al héroe callejero al uso ( podemos encontrar decenas de supers más interesantes y originales ). Para disfrutar de una aventura con un personaje protagonista con poderes arácnidos, con sentido de la responsabilidad, con problemas familiares y entorno callejero, y con un traje azul y rojo con grandes ojos blancos, supongo que la mayoría elegiríais Spiderman; que a su vez resulta que goza de un antagonista genial, con personalidad, historia a sus espaldas y una estética terrorífica. Para mí, con el simbionte de Veneno basta, tanto Matanza como Toxin son sacacuartos inútiles faltos de originalidad e interés.

Darick Robertson se encarga del dibujo, y no consigue en ningún momento que sus bocetos dejen de recordarme al trabajo que realizó y realiza en The Boys. Su estilo oscuro y un pelín exagerado pega muy bien con la idea que Peter Milligan quiere ofrecernos del villano, pero cada vez que veo unas mallas en alguna de sus páginas, automáticamente busco a algun chico con gabardina negra dispuesto a machacarlas. En resumen, ahorraos los 10,50€, desgraciadamente yo ya no puedo.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Megalex nº 1 a 3








Guión: Alejandro Jodorowsky
Dibujo: Fred Beltran






Para que os hagáis una idea rápida sobre de qué va Megalex, basta con que toméis como referencia alguna situación actual, como por ejemplo el consumo de drogas, la vejez, la falta de respeto al medio ambiente, la natalidad, los problemas entre diferentes razas, etc. Lo que sea, y lo exageréis i frivolicéis al máximo. La situación resultante, con un poco de imaginación, seguramente tendría cabida dentro del universo que nos propone Jodorowsky con Megalex. Dicho así, parecería que estamos hablando de una obra crítica con la sociedad actual, y creo que efectivamente lo es, aunque tan surrealista y desmadrada, que consigue arrancarnos antes una sonrisa que una reflexión.

La historia relata cómo un planeta-ciudad llamado Megalex, en donde hasta el más nimio detalle está programado, y en donde no hay lugar para la improvisación, el azar o los sentimientos, sucumbe a causa de su misma naturaleza perfecta. Tal y como veremos en diciembre con In Time, los habitantes de Megalex disponen de un contador de vida, y desde el momento en el que son concebidos hasta el día de su muerte, no hay situación que no esté estrictamente planeada y controlada. Tan poco cuenta de echo su propia personalidad, ambiciones o deseos, que muchos no ven la muerte como algo horrible, sino como una liberación.

Todo lo que no es perfecto, regular, predecible y preprogramado, no tiene cabida en Megalex, y es inmediatamente eliminado. Las relaciones humanas, el libre albedrío, y en definitiva cualquier característica propia de la esencia del ser humano, ha sido erradicada y prohibida. La humanidad nace en incubadoras bio-mecánicas, vive con la prohibición de trabajar o relacionarse físicamente, y pasa el tiempo anclada a entretenimientos virtuales y a dosis de SDV, una droga que deben pincharse obligadamente y que los mantiene en un embobado éxtasis de manera permanente.

Si algo hay que reconocerle a Jodorowsky, es la ingente cantidad de imaginación que vierte en las páginas de este cómic. Situaciones, artefactos, reacciones, todo es original y novedoso en Megalex. La mayoría de las escenas relatadas sorprenden, y facilitan sobremanera la inmersión en este mundo futurista tan extraño, pero con un regusto familiar. No obstante, los dos primeros cómics no pasan de ser un encadenado de situaciones curiosas, demasiado soso como para enganchar si dejamos de lado el repertorio de excentricidades. El último tomo añade un poco de carne al asador, pero sin pasarse, y aunque es el que goza de un poco más de ritmo, termina de sopetón sin acabar de llegar a ningún lado. La trama general es de lo más típica, y aunque está adornada y maquillada por los bizarros personajes, bien es verdad que todos son arquetipos muy usados y hasta cierto punto predecibles. Además, ese rollo de la consciencia cósmica y el destino, y las profecías, y lo que está escrito y bla, bla,bla, cada vez me provoca más desinterés.

Fred Beltran tiene ese típico dibujo de álbum europeo, que no sé porqué siempre he asociado a historias futuristas extrañas, repletas de mundos y personajes raros. Con un trazo limpio, que puede llegar a ser espectacular en lo que a estructuras se refiere, pero que adolece de falta de dinamismo en las escenas de acción. Lo que menos me gustó fueron las texturas digitales que sirven para pintar la mayoría de objetos, demasiado evidentes para mi gusto. Ah, por si alguien no se había dado cuenta, la mayoría de las feminas de Megalex seguramente sufrirán de dolores de espalda. Ahí lo dejo.

El formato, por cierto, es espectacular. Estamos hablando de tres tomos a todo color de 24x32 cms, con tapa dura por 18 euros. Teniendo en cuenta que el valor de cada tomo oscilaba entre los 11 y 16 euros, ahora quizá sí que vale la pena comprarlo. Los que pagaron los tomos por separado, quizá pudieron sentirse decepcionados, sobre todo teniendo en cuenta que no estamos ante una obra maestra, ni mucho menos.