Pues sí amigos, esta es la película que sufrí/vi ayer por la noche. Ya sé que hace algún tiempo que se estrenó, pero en su momento decidí ahorrarme unos eurillos y no ir a verla al cine, y creo que acerté completamente. Veamos de qué va la peli:
El argumento básico de Solomon Kane es la falta de argumento. Nuestro protagonista, típico guerrero muy experimentado que quiere redimirse y dejar la violencia, pero al que obligan a volver a matar bajo determinadas circunstancias ( completamente previsibles ), no aporta nada más que tajos, gritos y cabellos mojados enfrente de los ojos al estilo Puyol. Delante de tan desolador panorama, decidí fijarme en la fotografía y paisajes que pudiera ofrecerme el film, y desgraciadamente resultaron aún más desalentadores que la trama. Así pues, la mayor parte de la película transcurre o bien entre escenarios cutres, grises y desalineados, o bien entre intentos de efectos especiales más típicos de serie B. Decidí entonces decantar mi atención hacia el lacayo del malo, que resulta ser un enmascarado que no habla, que cabalga en un gran caballo negro y que tiene el don especial de que cada una de sus apariciones nos sean regaladas en cámara lenta. De modo que aunque la primera vez que le veamos sí que es verdad que causa cierto interés, todas las sucesivas llega a cansar el abuso del ralentizado de imagen. Del jefe de los malos mejor ni hablar, pues aparece en cinco planos contados y no aporta absolutamente nada.
¿Qué provecho se le puede sacar a la cinta ?. La verdad es que más bien pocos, pues exceptuando un buen maquillaje y vestimenta, y alguna que otra batallita, todo lo demás es llano, previsible y aburrido. Y aunque entre tanto tedio hay camuflada alguna buena idea, acaba diluyéndose entre el sopor general.
Gastad la hora y media que dura la peli ( suerte que no es larga) en otras cosas, flaco favor le hizo Michael J. Bassett al gran Robert E. Howard.
Aquí tenéis la web, trailer y demás futilezas, para los que sean sados.
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