Alan Davis se siente como pez en el agua en proyectos como el que nos ocupa, en donde puede hacer y deshacer a placer sin sentirse enconsertado por la continuidad normal. De este modo, puede dar rienda suelta a su imaginación para proponernos historias y situaciones singulares, y se siente libre para utilizar a gran cantidad de personajes, cosa que generalmente molesta a la mayoría de los guionistas, pero que parece que a él le pone.

La estructura de la historia es la misma que nos encontramos en
JLA: Otro Clavo, es decir, un alterne constante de situaciones y personajes cada tres páginas, que aporta una gran movilidad a la historia y que requiere una especial atención para no perderse entre tanto cambio. En esta ocasión, nos encontramos con unos
4F desmembrados como consecuencia de una desventura sufrida a manos del
Doctor Muerte.
Reed Richards, completamente dedicado a su trabajo, ha conseguido que la raza humana conquiste el Sistema Solar, e instaure una tediosa paz gracias a un sistema de Quarentena que evita que cualquier raza extraterrestre ponga los pies en nuestro espacio.
Sue evoluciona sus poderes al máximo y se convertirá en una exploradora genial.
Johnny madura al fin y lidera a los
Vengadores del futuro, y
Benjamin alcanza la paz casándose y teniendo familia en Marte, planeta de los
Inhumanos.
Como no podía ser de otra manera, las belicosas razas extraterrestre que todos conocemos, moverán cielo y tierra para encontrar una brecha por la que colarse en nuestro Sistema Solar, además los experimentos de
Reed facilitarán al governante de la
Zona Negativa el interferir en asuntos humanos, con lo que la
Primera Familia deberá de luchar en muchos bandos a la vez.
Alan Davis aprovecha el amplio campo de batalla que nos propone, para regalarnos un desfile con la mayoría de los personajes secundarios y villanos que son importantes en el entorno de los
4 Fantásticos. Tan grande es la cantidad de personajes que maneja, que es imposible centrarse en ninguno excepto en los cuatro protagonistas principales, de manera que las batallas e historias secundarias resultan un tanto diluídas e imprecisas; además, el desenlace de la aventura resulta atolondrado y simple y asemeja más a un reinicio que a un fin. Con todo acaba resultando una historia muy entretenida, aunque sin grandes pretensiones, que supera con creces a todas las otras versiones de "El Fin".

El apartado gráfico es sin ninguna duda lo mejor del tomo.
Alan Davis es un artista de pies a cabeza al que me resulta imposible encontrarle algún fallo o carencia. Reúne calidad, trabajo, detalle, dinamismo, espectacularidad, composición y equilibrio a borbotones. El cómic valdría igual la pena aunque no hubiera texto, sir
Davis es un crack.